domingo, 1 de abril de 2018

"Don Mincho" y "la Nana"

        NO hay nada más hermoso en cualquier actividad culinaria que cocinar para aquellos a quienes uno ama. El pan no es la excepción. La panadería es una disciplina en donde uno busca la excelencia, pero también es una actividad en donde podemos reflejar nuestro cariño y homenajear a aquellas personas que han sido parte esencial de nuestras vidas. Y la panadería "Don Mincho" es una prueba de ello.
      
      He tenido la gran oportunidad de participar en este hermoso proyecto familiar. Sus dueños, Fernanda y Claudio, son personas que honran la memoria de sus seres queridos. De ahí el nombre, Don Mincho. Él, el señor 'Mincho' era abuelo de Claudio, alguien a quien él admira profundamente. Mientras muchos se inclinan por nombres que hacen alusión al pan, a los cereales, o la artesanalidad, Fernanda y Claudio tomaron una opción diferente. 

Fuente de la imagen: www.facebook.com/donminchobakery/


        Como panadería, es una propuesta interesante, con un taller de producción de cara al público, con inmensos ventanales, donde nada está oculto a la vista de éste. Todos aquellos que pasan pueden ver cómo se trabaja allí; cómo se amasa cada tipo de pan, cómo se refrescan las mases madre, cómo se elaboran los prefermentos para el día siguiente, cómo se lamina, cómo se forma, y arma cada pieza de pan o bollería. En este contexto entra otro personaje en el cuadro: la 'Nana', la abuela, en este caso de Fernanda. Un pilar fundamental en su vida. ¿Y quién es la Nana dentro de la panadería? No es nada más ni nada menos que el nombre de la masa madre natural que Fernanda elaboró, y que cuidadosamente y con mucho cariño, alimenta cada día para elaborar diversos panes, en especial los panes integrales. 

           Toda esta suma -de honestidad, de un buen trabajo, hecho a conciencia, de artesanalidad, de conocer bien las características de los productos que se elaboran, y de las materias primas con que se hacen, y por supuesto, de ese profundo amor y agradecimiento a la familia- han tenido una buena aceptación en el público, que día a día va por sus productos. Clientes que preguntan por las redes sociales por sus panes preferidos, y que los esperan con ansias, para disfrutarlos con sus familias. 

            Así es. Ser panadero no sólo es hacer pan y ganar dinero por ello. La familia también entra en el cuadro. Quienes están, y también quienes no. Ser panadero es entrar, en cierta forma, a cada hogar, pues el cliente nos lo ha permitido al escoger nuestros productos. Hacia allá debe apuntar nuestro rubro: a honrar a nuestros clientes, a honrar a los nuestros. Y la honestidad y amor por el trabajo bien hecho deben movernos a mejorar cada día que pasa.


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